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jueves, 6 de noviembre de 2014

Rambla de Catalunya: mitad peatón, mitad terrazas

Rambla de Catalunya: mitad peatón, mitad terrazas

La ordenación de los veladores libera espacio de paseo sin perder una silla

El plan sienta las bases para otros 31 espacios y plazas singulares

Combinar los intereses de los bares y restaurantes que en muchos casos hacen más negocio en sus terrazas que en el interior de sus locales, con la voraz demanda de espacios a la fresca por parte de clientes autóctonos y turistas y con el derecho a la movilidad de paseantes y vecinos, convierte la reordenación de los veladores deBarcelona en materia de cirugía fina. Sobre todo si atañe a las 32 ubicaciones estrella del mapa barcelonés, donde las aceras son más cotizadas y contemplan requisitos especiales dentro de laordenanza general de terrazas aprobada hace casi un año en la capital catalana. La primera de estas 32, la Rambla de Catalunya, acaba de suscribir un acuerdo de regulación, donde el peatón ganará espacio a costa de concentrar el espacio de mesas y sillas sin perder capacidad. El ayuntamiento destaca que estos montajes no podránocupar más del 50% de la plataforma central de la rambla. Una cifra que parece desmesurada, pero que en la práctica supone recortar los excesos que pueden verse en la actualidad en algunos tramos.

La ordenación excepcional de las terrazas de Rambla de Catalunya

CRISTINA CLAVEROL
Una decena de reuniones durante más de un año entre todas las partes (desde el ayuntamiento hasta el Gremi de Restauració, el de Flequers y el Consell de Gremis) han derivado en un paquete de medidas para poner orden en uno de los enclaves más privilegiados de la ciudad, pero en riesgo de ser devorado por un mercado desaforado. La propuesta aprobada inicialmente y que tras las pertinentes alegaciones se hará efectiva en unos meses es importante porque, como dijo el gerente del Gremi de Restauració, Roger Pallerols, sienta algunas bases válidas para otras zonas singulares de la ciudad, donde se «agilizarán» mucho más sus regulaciones. Las más maduras en este momento son el paseo de Gràcia, Diagonal y Paral·lel, pero también se trabaja en plaza de Catalunya, Lesseps, Josep Tarradellas y la zona del puerto, entre otras ubicaciones. Cada distrito cuenta, como ya se anunció hace un año, con al menos dos espacios de este tipo.
Pacto de intereses
En la Rambla de Catalunya, el gran paso es un notable consenso. El objetivo, enfatizó el concejal de Hábitat Urbano, Antoni Vives, era garantizar la convivencia del uso ciudadano y el empresarial. Excesos en la ocupación del espacio, la estética y la implantación de elementos no autorizados habían ido desordenando la rambla, y arrinconando al paseante, ya que 42 de los 53 locales de restauración tienen velador. Algunos operadores siguen en contra por la inversión que les conllevará, pero empresarios como Artemi Nolla y Carme Servitje (de Mauri), entre otros, admiten la urgencia de dialogar y primar el beneficio general por la futura mejora del vial.
Una vez se apruebe definitivamente, tendrán cuatro años para ir adaptándose a las nuevas reglas. Las medidas acordadas suponen ocupar un máximo del 50% del espacio central a un solo lado (Llobregat); instalar jardineras laterales solo al principio y fin de cada tramo de terrazas (separadas entre sí por ligeras barreras acristaladas) y por la parte de atrás, que además aprovechará más los espacios entre los alcorques de los árboles para liberar un metro de espacio de acera por delante; limitar barreras opacas y optar por jardineras de 0,80 metros y mamparas acristaladas de 1,40, armonización de colores (limitados), liberación de los espacios más cercanos a los cruces, así como de un espacio intermedio en cada tramo para facilitar el paso de los viandantes, complementado con pasos de cebra en la calzada; liberar los espacios frontales de edificios de concurrencia pública por motivos de seguridad; distribuir las terrazas en agrupaciones máximas de 12 mesas y, a destacar, contar con un contrato único de mantenimiento para toda la jardinería y el mobiliario, de forma que la buena imagen sea homogénea.
Bajo estos fundamentos, la mesa técnica comenzó a trabajar ayer en un libro de estilo para determinar colores y acabados, dejando un margen a la «creatividad» individual.

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