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viernes, 12 de septiembre de 2014

Escatología

Escatología

Cómo no va a pensar la sociedad que la corrupción es un gran problema si aquí todos somos licenciados en estudios mierdológicos.
Suso de Toro
El rey Midas todo lo que tocaba lo convertía en oro. España no es un país de fábula, España tampoco es Uganda, es un país donde el rey Midas en vez de protagonizar una leyenda o un mito protagonizaría un chiste amargo y sin gracia, con gobernantes que todo lo que tocan lo transforman en mierda y luego chapotean en ella y nos sumergen a todos. Cómo no va a pensar la sociedad que la corrupción es un gran problema si llevamos años haciendo obligatoriamente la carrera de Escatología, aquí todos somos licenciados en estudios mierdológicos.
Ahí está Montoro, asesor para evitar pagar impuestos y ahora ministro con traje y cartera, en sede parlamentaria y amenazando con el cañón de la mierda a Pujol, a quien le acaban de descubrir una gran cagada escondida en una caja fuerte. La cagada de Pujol es del tamaño de la que guardaba el anterior rey también en otra oscura caja fuerte. Dos figuras que rubricaron su final y el final de la época de la Transición, lo que queda es fantasmagoría. En ambos casos el oro que supuestamente les dejaron en herencia se transformó en mierda al ser expuesto a la luz.
Y Montoro amenaza a siniestro, tiene a los artistas enfilados, y a diestro, Pujol ya no es útil vivo y sirve para cazar “catalufos”. Montoro es de los que tienen el cañón y le aflora una sonrisa torcida cuando dispara, disfruta. ¿Pero de dónde sacan tanta munición? La fabrican ellos mismos, igual que el ministro de Defensa fabrica armas para hacer unos euros, la investigación policial y judicial ya ha demostrado por ahora, a falta de sentencia, que el PP lleva décadas, desde su mismo origen, fabricando corrupción y embolsando dinero negro. Son sobrecogedores.
Y si no les llega la munición que fabrican para disparar el cañón de la mierda la buscan allí donde sospechen que puede haber un manantial. A Barcelona se fueron a buscar. Ahora sabemos que Rajoy, oliendo el pastel que fabricaban en “can Pujol”, envió cual espía o Mortadelo a Alicia Sánchez Camacho a una cita con una novia dispuesta a vender sus secretos. No faltaron los micrófonos secretos. ¡Objetivo conseguido, había mierda! Y Rajoy se la guardó como munición, si tuvo conocimiento de delitos no informó, y al fin el cabo Montoro acaba de dispararla. Supuestamente contra Pujol, pero, ¡ay!, le pasó rozando y le arreó a los independentistas, que no estaban allí pero son víctimas colaterales muy apetitosas.
Pero Montoro y otros artilleros del PP no están sólos y al día siguiente escucho en la radio al eurodiputado por UpyD Sosa Wagner que el “caso Pujol” muestra para qué quieren los nacionalistas catalanes tener una justicia y una agencia tributaria propias. Para eso, para hacer “pujoladas”. La reivindicación catalana de autogobierno y soberanía viene de lejos, lo saben muchas personas que no se han presentado a cátedra, y la reclamación de agencia tributaria y justicia propias fue y es compartida por fuerzas políticas catalanas que no se tienen por nacionalistas, hoy en día esa demanda la comparte Iniciativa, la CUP, y el PSC también lo hacía, además de CiU y ERC. Es una demanda que se puede discutir, como se pueden discutir las posiciones de Montoro o Sosa, pero acusar a quienes la reclaman de corruptos, acusar moralmente a una ideología y a unas demandas políticas legítimas es echarles mierda. Da igual que se haga con buenos modales y sea una mierda aromatizada.
Hay posturas políticas que pueden ser mejores o peores y pueden plantearse de formas más o menos acertadas pero los artilleros de la mierda no merecen respeto ni ser escuchados, merecen ser expulsados de la política. Es igual de guarro e intoxica tanto a la vida pública un gobierno o un político de este u otro partido que utilizan la corrupción como instrumento político como un defraudador cualquiera, sea un rey o un expresident.

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